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Morachos IlustresLa mayor parte de los nombres que aquí aparecen han sido tomados del fascículo "Hijos ilustres de Mora", perteneciente a la colección "Temas Morachos", que fue escrita por D. Rafael y D. Alejandro Fernández Pombo y editada por el Ilmo. Ayuntamiento de Mora. Siguiendo la línea marcada por dicha publicación, hemos excluido todos aquellos morachos que viven y que Dios quiera que sigan viviendo muchos años. En pro de la brevedad que una página WEB debe tener, hemos hecho una selección de los que en el fascículo aparecen y hemos resumido sus biografías. Por eso, aunque sí "son todos los que están", naturalmente "no están todos los que son".
♦ Abraham de Mora. Es el primer moracho sobresaliente del que sabemos el nombre. Debió de ser un curioso personaje, decisivo en los complicados tiempos postreros del reino de Granada, partidario del último rey, Boabdil, quien acabó nombrándole intérprete y alférez mayor.
♦ Diego de Mora. Figura entre los morachos más ilustres por su importante papel en la conquista del Perú al lado de Pizarro. Como tal, fue uno de los jueces de Atahualpa y de los que se significaron como defensores del caudillo inca e incluso figura entre los que después de condenado el inca por Pizarro pidieron a éste clemencia en favor del indio. También se encuentra entre los primeros pobladores de Trujillo, en el Perú, y en esta ocasión se le señala entre los 13 ó 14 caballeros que habían llegado con Alvarado. Parece ser que fue un gran experto en lengua quichua y en dibujo. ♦ Gabriel Cano de Alponte. Nació en Mora en el último tercio del siglo XVII. Llegó a ser máxima autoridad de Chile (Capitán General y Presidente de la Audiencia). Anteriormente a esto, durante la Guerra de Sucesión, intervino en las campañas de Europa a las órdenes de Villars, Vendôme y Berwick. Cuando fue destinado a Chile era Mariscal de Campo, Caballero de Alcántara y Comendador de Mallorca. Dicen sus historiadores que fue un buen gobernante, el que mejor entendió el problema araucano y que supo resolverlo con inteligencia y habilidad. Murió en 1733 a consecuencia de una caída de caballo sufrida en un torneo ecuestre que se celebraba en la Plaza Mayor de Santiago.
♦ Sebastián Fernández de Medrano. Nació en Mora el 24 de octubre de 1646 y, después de haber sido pastor de ovejas, se alistó muy joven en el ejército, bajo la protección de un caballero que pasó por nuestro pueblo. Hizo carrera en las armas en las campañas de Extremadura y Flandes, pero sobre todo, en la teoría y técnica de la guerra, por lo que se le encargó la dirección de la primera Academia Militar de que se tiene noticia, establecida en Bruselas. En 1694 recibió el grado de General de Batalla.Entre sus libros de arte militar figuran: "Rudimentos geométricos militares" (1677), "El perfecto artillero" (1680), "El perfecto bombardero" (1691), "El ingeniero práctico" (1696), "El arquitecto perfecto en el arte militar" (1700), etc. Destacó también como geógrafo, y como tal publicó "Breve tratado de Geografía" (1700) y "Geografía o moderna descripción del mundo y sus partes" (1709).Murió en Bruselas el 18 de febrero de 1705, y antes de morir legó sus obras al Ayuntamiento Capitular de Mora, aunque parece ser que nunca se cumplió esta disposición.
♦ Francisco Álvarez. Alcanzó el grado de sargento mayor (equivalente a General) en la infantería de Bruselas durante el siglo XVII.
♦ Manuel de Salamanca. Sobrino de Gabriel Cano de Alponte y su lugarteniente cuando éste era Capitán General de Chile. Combatió a las araucanos sublevados en 1723, lográndoles derrotar en los márgenes del río Ducqueos. A la muerte de su tío fue, interinamente, Capitán General de Chile.
♦ José de Zayas. Teniente general que defendió valerosamente la plaza de Valetri, en Nápoles. Fue el primer marqués de Zayas por concesión de Carlos III, en 1750. Había nacido en Mora en 1703 y fue regidor de nuestro pueblo por el Estado Noble. Fue Comendador de la Orden de Santiago. ♦ Vidal Marín del Campo. Nació en Mora a mediados del siglo XVII. Fue obispo de Ceuta en 1696, habiendo sido anteriormente inquisidor mayor de Salamanca, magistral de Santo Domingo de la Calzada y doctrinal de Sevilla. En 1709 fue llamado por Felipe V a Madrid para desempeñar el cargo de Inquisidor General. Falleció poco después y, tras haber sido sepultado en la iglesia madrileña de San Martín, sus restos fueron trasladados a Ceuta en 1714, y enterrados en la capilla de Nuestra Señora de Africa.
Francisco Portes. Nació en Mora en la mitad del siglo XVI y profesó en la Orden Cisterciense en 1567 en el monasterio vallisoletano de Valbuena, Llegó a ser presidente o rector del Colegio de Alcalá.
♦ Miguel Fernández. Sacerdote jesuita, capellán de los tercios de Flandes, que pasó a la historia por haber sido quien llevó a Toledo los restos de Santa Leocadia, patrona de Toledo, que estaban en la abadía flamenca de Saint Ghislain.
♦ Ildefonso Sánchez Biezma. Nació en Mora en 1662. Profesó en la orden franciscana y llegó a ser superior general de la misma desde 1702 hasta 1725, fecha en que murió en Los Angeles. ♦ Hilario Peñalver. Presbítero, vicedirector de la Sociedad Económica de Amigos del País. Murió en Toledo en 1802 y fue enterrado en la iglesia de San Vicente. ♦ Francisco de la Cuerda y García. Nació en Mora, donde murió en 1815, siendo enterrado en nuestra iglesia parroquial. Fue obispo de Puerto Rico, miembro del Consejo de su Majestad e Inquisidor General de la Suprema. ♦ Juan Gálvez. Moracho que vivió entre los siglos XVIII y XIX y cuya fama llegó por el camino del arte. En su juventud luchó contra los franceses en Zaragoza, de cuyo sitio realizó una serie de grabados, de extraordinario valor histórico y artístico. Fue pintor toda su vida y alcanzó las cotas más altas en lo que podríamos llamar su carrera profesional, al conseguir la plaza de pintor de cámara de los Reyes de España. Como tal intervino en muchas decoraciones de los sitios reales, especialmente de El Pardo y Aranjuez. Vivió entre 1773 y 1846. ♦ Ventura Jiménez. Después de haber servido durante diez años en el ejército, interviniendo en la guerra del Rosellón, se licenció retirándose a vivir a Mora, donde se casó. Poco después, y tras el levantamiento contra la invasión del ejército napoleónico, volvió a las armas y entró a las órdenes del general Albuquerque, interviniendo en la batalla de Mora. Posteriormente actuó como guerrillero, y en 1809 la Junta Central le recompensó con veinticinco doblones, autorizándole a la formación de una partida, que tuvo centro de operaciones en los Montes de Toledo. Cayó herido mortalmente en lucha contra el ejército francés, siendo trasladado a Los Navalucillos, donde murió. Con su muerte se ganó el título de "Héroe del Tajo". ♦ Baldomero de Torres. Igualmente héroe de la Guerra de la Independencia, durante la que capitaneó una partida de guerrilleros. Al final de la guerra quedó incorporado al ejército con el grado de Comandante. Entre sus méritos de guerra está su participación en la batalla de Rioseco y en las acciones del Puerto de Miravetes, Don Benito y Medellín. Fue hecho prisionero en Los Navalmorales y llevado a Francia cargado de cadenas. Después de otros intentos frustrados consiguió escaparse de la prisión en 1814 y, por Holanda e Inglaterra, llegó a España. Intervino también de forma meritoria en la Guerra Carlista y ganó la Cruz de San Fernando. ♦ Fidel Marín del Campo. Brigadier de los Reales ejércitos, que formó parte de la primera Junta Provincial de Toledo, que venía a recoger toda la autoridad y al mismo tiempo el espíritu de resistencia activa contra el invasor francés. ♦ Manuel Clemente López del Campo. Nació en 1844 en Mora, pueblo natal de su madre, y donde era maestro su padre. Tras ser ordenado sacerdote se trasladó a Manila, como profesor de Retórica y Poética en el Real Colegio de San José, del que llegó a ser rector, a la vez que ocupaba el puesto de Chantre de la Catedral. Más adelante ocupó los puestos de Consejero de Administración de las Islas Filipinas y de Presidente de la Exposición Regional de las referidas islas en 1895, así como de vocal en otras instituciones docentes y benéficas. Fue convocado repetidas veces por el Rey, y su prestigio ante el clero isleño le llevó a ser Abad de la Congregación de Presbíteros del Arzobispado de Manila. ♦ Juan Marín del Campo. Vivió entre el siglo XIX y XX. Fue un escritor de renombre, que siempre se caracterizó por su rigor, cultura y defensa de la fe cristiana, tanto en su obra periodística como en los libros y opúsculos que publicó con su nombre o con el seudónimo de "Chafarote". ♦ Pedro Ruiz de los Paños. Nació en Mora el 18 de septiembre de 1881, ingresando en el Seminario de Toledo trece años después. Su carrera sacerdotal y su congregación en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos le llevó a desempeñar cargos disciplinares en los seminarios de Málaga, Sevilla y Badajoz. Más tarde fue rector del seminario de Palencia y luego del Pontificio Colegio Español de San José, en Roma. En 1933 fue elegido Director General de la Hermandad de Sacerdotes Operarios y fue, así mismo, fundador de la Congregación Religiosa de "Discípulos de Jesús". Murió el 23 de julio de 1936, fusilado junto con otros sacerdotes. Fue beatificado en Roma el 1 de octubre de 1995.
♦ Anastasio de Gracia. De origen humilde, nació en Mora en 1890. A los 21 años se trasladó a Madrid, entrando a trabajar en la construcción y a militar en la UGT y en el partido Socialista. Después de desempeñar otros cargos políticos y militares de menor relieve, en 1932 fue nombrado Delegado de Gobierno en el Canal de Lozoya. Fue Diputado por Toledo, Madrid y Granada en el Congreso durante la República. En los años de la guerra civil, cuando Largo Caballero fue encargado de formar gobierno, le incorporó a su gabinete, encomendándole la cartera de Industria y Comercio. En una remodelación del ejecutivo, pasó a desempeñar el ministerio de Trabajo y Previsión. Cesó como ministro cuando cayó el gobierno de Largo Caballero, sustituido por Negrín, bajo cuya presidencia Anastasio de Gracia fue Comisario General de Armamento. Al terminar la guerra se exilió a Méjico, donde murió a los 90 años de edad.
♦ Gabino Martín Montoro. Tuvo una temprana vocación religiosa que le llevó al convento franciscano de Nuestra Señora de la Regla, en Chipiona (Cádiz), donde fue ordenado sacerdote en 1905. Su vocación misionera le llevó a Oriente Medio, donde realizó su quehacer apostólico durante casi sesenta años. Fue Procurador General de Tierra Santa y Comisario General de las Misiones del canal de Suez. Falleció en Chipiona en 1964. Su hermana Isabel fue la abuela de otro ilustre moracho, Monseñor Gabino Díaz Merchán, actual arzobispo de Oviedo y durante unos años presidente de la Conferencia Episcopal Española. ♦ Rafael Fernández Pombo. (9 de octubre de 1927 - 3 de marzo de 1992). En Mora transcurrió toda su infancia y juventud. Maestro de Primera Enseñanza, ejerció su labor docente en diversos pueblos de la provincia de Toledo. Cuenta en su haber con más de ciento cincuenta premios de poesía. Diversas antologías, Sombra de Dios, Suma Poética Guadalupense, El Ciprés de Silos, entre otras, han recogido parte de su obra. Fue Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
D. Rafael y D. Alejandro Fernández Pombo
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